miércoles, 9 de febrero de 2011

PATRONES DE CRIANZAS

LOS PATRONES DE CRIANZA

La palabra crianza viene del latín creare, que significa orientar, instruir y dirigir. Mientras más avanzada en su evolución es una especie, mayor será su proceso de crianza; por ello, los seres humanos somos de crianza prolongada: aproximadamente un tercio de la vida del ser humano transcurre durante su proceso de crianza. El ser humano durante su crianza debe adquirir: autonomía, autoestima, solidaridad, creatividad y dignidad entre otros.
La dignidad, acompañante indispensable de los procesos de crianza y educación, que buscan como objetivo el crecimiento de los niños en dignidad, esto es, en el respeto por sí mismos y por los demás. Entre los elementos que podemos aportar durante el proceso de crianza, para que la dignidad y el decoro se incorporen definitivamente al diario vivir de las personas, están: * Los adultos como modelos, es este el más importante, ya que este se traspasa de generación en generación.
¿QUÉ SE ENTIENDE POR PRÁCTICA DE CRIANZA?
Las prácticas de crianza hacen parte de las relaciones familiares y en ellas se resalta el papel que juegan los padres en la formación de sus hijos. Estos, generalmente, tienen una noción espontánea, no muy elaborada, de la manera como se debe criar a los hijos y además son capaces de desarrollar teorías sobre la mejor forma de realizar esta tarea.
Si bien los padres, en su gran mayoría, pueden alcanzar la habilidad necesaria para orientar el comportamiento de sus hijos, estos no siempre cuentan con una explicación satisfactoria y coherente de su comportamiento. La justificación de sus prácticas de crianza, especialmente en padres con bajo nivel educativo, no es claras y en muchos casos se alejan de las reales circunstancias en las que se generaron, y tienden a reducirse significativamente la complejidad del fenómeno.
Una forma de aproximarse a este complejo proceso, desde una perspectiva más sistemática, es definiendo el concepto de prácticas de crianza, lo cual permite ir más allá del sentido común. En primer lugar, una aproximación inicial nos indica que este fenómeno se sitúa en el campo de la interacción humana, esto es, en el marco de una relación interpersonal muy particular, caracterizada por el poder y la influencia mutua. En tanto que es una relación de poder, se evidencia que en las prácticas de crianza se suscita una tensión entre sujetos que cuentan con alguna forma de poder, los padres la manifiestan en su clara convicción que están ahí para cumplir una función orientadora, y los hijos que son capaces de lograr algún tipo de atención.
Ahora bien, se debe tener en cuenta que esta relación de poder no se manifiesta como un proceso de una sola vía, esto es, no se trata de un tipo den influencia que va de los padres hacia los hijos, sino todo lo contrario, en esta relación es clara la mutua influencia entre los dos participantes del vínculo, y es precisamente estro lo que constituye la segunda característica de las prácticas de crianza antes señalada. En otras palabras, los niños son también capaces de ejercer control sobre la conducta de sus padres, lo que quiere decir que cuentan con la habilidad necesaria para reorientar las acciones de éstos. Si bien es cierto, que para comprender integralmente las prácticas de crianza es imprescindible tener en cuenta las acciones de los niños.
Continuando con este deslinde, en segundo lugar se debe caer en cuenta que las prácticas de crianza, como se ha venido repitiendo, son un proceso, esto quiere decir que son un conjunto de acciones concatenadas, que cuenta un inicio y que se va desenvolviendo conforme pasa el tiempo. No se trata de acciones y reacciones estáticas de padres e hijos, petrificadas en unas formas de comportamientos repetitivos, todo lo opuesto, las prácticas decrianza se van transformando por efecto del desarrollo de los niños, así como por los cambios suscitados en el medio social. En tercer lugar, en la crianza se encuentran involucrados tres procesos psicosociales: las prácticas propiamente dichas, las pautas y las creencias.
Las prácticas deben concebirse como acciones, esto es, como comportamientos intencionados y regulados, “... es lo que efectivamente hacen los adultos encargados de vera los niños. Son acciones que se orientan a garantizar la supervivencia del infante, a favorecer su crecimiento y desarrollo psicosocial, y a facilitar el aprendizaje de conocimientos que permita al niño reconocer y interpretar el entorno que le rodea” (Aguirre, 2000).
Un rasgo de las prácticas lo constituye el hecho de que son acciones aprendidas, tanto dentro de las relaciones de crianza en las cuales se vieron involucrados los adultos, como por referencia a comportamientos de otros padres de familia, esto quiere decir que las acciones que manifiestan los padres frente al comportamiento de sus hijos no son el resultado de la maduración biológica, dependen de las características de la cultura a la cual se pertenece. Por otro lado, las prácticas se manifiestan de una manera particular para atender comportamientos específicos de los niños, por ejemplo frente a la alimentación, ante la demanda de afecto o como respuesta a conductas disfuncionales, y pueden tomar la forma de conductas motoras complejas, de expresiones verbales o de gesticulaciones voluntarias.
CLASIFICACIÓN DE LOS TIPOS DE PATRONES DE CRIANZA
Patrón de crianza disfuncional-permisivo
Patrón de crianza disfuncional-autoritativo
Patrón de crianza disfuncional-negligente
En la literatura sobre la crianza, uno de los aspectos claves para  la investigación y las aplicaciones clínicas es la identificación de estilos, patrones o tipos de crianza. O Leary y su equipo (Arnold, at. Al, 1993; Smith & O?Leary, 1995; O?Leary, Smith & Reid, 1999) identificaron tipos de patrones disciplinarios que la madre tendería aplicar cuando intenta orientar la conducta inapropiada de sus hijos.
Un primer patrón estaría caracterizado por un estilo disciplinario punitivo, acentuando el uso de gritoscastigos físicos o verbales y una mayor reactividad que la esperada. Las consecuencias que se derivan de estas prácticas producen niños con problemas de conductas disruptivas, oposicionismo y agresión. Otro estilo que hallaron es aquel caracterizado por la permisividad, la flexibilidad de los límites y la inconsistencia, siendo los padres dominados por las exigencias del niño. Este tipo de crianza se ha asociado a delincuencia, sobre dependencia y conductas oposicionistas.
Finalmente, estos investigadores encontraron un estilo en el que se tiende a hablar bastante, con prolongados intercambios verbales entre los padres y los hijos aún cuando ello es inefectivo. La atención que pone el padre a la conducta inapropiada, a través de un prolongado sermón, inadvertidamente actúa como un reforzador de la conducta que trata de eliminar. Por efectos del modelado, el niño puede utilizar, posteriormente, igualmente largas explicaciones con la meta de convencer a sus padres para que remuevan el castigo.
Las prácticas de crianza, sea en intensidad, frecuencia o modo, varían tanto como lugares hay en donde se hallan familias, pero hay tres aspectos que se mantienen constantes (Arrindel, et al., 1999): el rechazo, la calidez emocional y la protección (excesiva). Los recuerdos de los adultos, sobre la crianza que recibieron pueden ser ubicados en estas tres líneas.

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